viernes, 12 de abril de 2013

AFRODESCENDIENTES



La etnia afroecuatoriana posee una cultura propia y conserva una conciencia de identidad que le distingue de otros grupos étnicos. Si bien su población comprende más de 700.000 habitantes distribuidos en todo el país, sus zonas de asentamiento tradicional son: en la Sierra, el Valle del Chota y las de la cuenca del Río Mira; y, en la Costa, la provincia de Esmeraldas. Su presencia en dos regiones diferentes está determinada por un origen distinto: los serranos fueron traídos como esclavos para trabajar en plantaciones de caña, mientras que los esmeraldeños llegaron a las costas de nuestro país siendo libres, puesto que lograron escapar tras el naufragio de la embarcación en que venían, en el año de 1547. Precisamente a éstos nos referiremos en el texto a continuación.

Las condiciones del medio físico en que habitan han determinado que sus recursos provengan de la agricultura, el mar y el manglar. En efecto, su economía es de subsistencia. Participan en la producción para el mercado externo de banano, café y camarón. Además, combinan aquellas actividades con la pesca artesanal, la recolección de mariscos, los cultivos de yuca, plátano, tomate y fréjol. También son importantes la industria petroquímica, el turismo, las artesanías de coral negro, la tala de árboles y la cestería.

La vivienda típica también está igualmente regida por el medio físico. Tradicionalmente se construían las casas sobre  pilotes para evitar inundaciones. Se utilizaba la madera del guayacán, cedro, chonta, chanul, laurel o caña guadúa. Los techos eran tejidos con hojas de palma o paja toquilla y se construían las viviendas dejando suficiente ventilación. En la actualidad, estas viviendas tradicionales se han visto reemplazadas por viviendas de cemento.

En cuanto a su vestimenta, se prefiere los colores llamativos. Habitualmente,  utilizan vestimenta moderna ligera. Para las fiestas los hombres visten pantalones blancos, camisas ligeras blancas o de colores claros y un pañuelo. Las mujeres utilizan faldas largas, anchas y blancas, con blusas coloridas.

Los instrumentos musicales son una parte fundamental y representativa de su cultural material. La marimba es el instrumento principal, que además da nombre al género musical. Guarda notable similitud con los xilófonos o balafones africanos y está compuesto de 24 teclas de distinta longitud y sonoridad, construidas de chonta dura, madera típica de las selvas tropicales americanas. Las teclas se golpean con unas baquetas del mismo material y bajo ellas se colocan unos resonadores de caña guadúa.  La marimba es normalmente acompañada por dos cununos (instrumentos de percusión), y por un número indeterminado de guasás y maracas. Los cununos son tambores alargados de tamaño medio. Son de dos tipos: hembra y macho (se diferencian en el tono). El guasá es un trozo de tronco de caña guadúa hueco, relleno de semillas, muy parecido a las maracas, aunque se diferencia de ellas por la forma (alargada) y el sonido.

La gastronomía de este pueblo tiene como ingrediente base al coco y los mariscos. Sin lugar a dudas, es un componente distintivo a nivel gastronómico del poblador afroesmeraldeño. Al coco se combina con una variedad de alimentos e ingredientes: mariscos, plátanos, arroz y con ello se producen deliciosos platos de gran difusión, entre ellos los famosos encocados.
En cuanto a las festividades, están principalmente las fiestas religiosas como; Navidad, Semana Santa, Difuntos, La Virgen del Carmen, La Virgen de la Merced, La Virgen de las Lajas, y demás Santos Patrones de las respectivas capillas. Estas fiestas generalmente empiezan con una novena; se acostumbra a llevar al Santo por las calles del pueblo cantando arrullos y acompañados por bombos, el cununo y la guasá. En este caso, el arrullo es cantado por la cantora. La tarea de cantar es propia de las mujeres mientras los hombres acompañan tocando los instrumentos o solo con su asistencia. En ocasiones realizan balsas, amarran dos o tres canoas, con una construcción de caña guadua, y embarcan al Santo acompañado con los músicos y cantores. En la noche de la víspera se reúne la gente a rezar y romper con el arrullo, hasta el amanecer.
Finalmente, merece especial atención su cultura espiritual. Ésta posee una gran riqueza en personajes míticos, que han estado en constante modificación por ser una tradición que pasa de generación en generación.  Su entorno físico ha motivado la necesidad de crear estos seres sobrenaturales como ayuda para explicar el mundo misterioso y desconocido. Entre aquellos están: la Tunda (para asustar a los niños), el Riviel (un ángel que desobedeció a Dios y asusta a los adultos y a las niñas), el duende, el Gualgura y el Bambero (espíritu protector de animales de la selva).  A todo esto, se añade la existencia de cantos como el arullo, chihualós, alabado y las décimas.  El primero es un canto religioso dedicado a la Virgen y a los santos; también, un arrullo es cantado ante el fallecimiento de un niño. El chihualó por su parte, es cantado ante el fallecimiento de un recién nacido; en ese caso, se cree que el bebé muerto tiene asegurado el cielo y es motivo d fiesta. El alabado consiste en coplas que se recitan, no se cantan, en la muerte de un adulto. La décima es un poema de 44 versos octosílabos (1 cuarteta y 4 décimas), trata temáticas diferentes relacionadas con la cotidianidad y las creencias.

La población afroecuatoriana conoce una serie de mitos que se basan en su visión de las almas de los muertos, creencia traída del África.
Dentro los valores culturales emblemáticos de la población afro ecuatoriana podemos mencionar su gastronomía, la etnomúsica como la marimba, la medicina ancestral, el compadrazgo, la mitología, los arrullos y chigualos.
Su folclor trata de recrear el mundo de la cotidianidad con su música, a través de sus piezas famosas como el andarele, la caderona, torbellino, la caramba, el bereju, el currulao, Juana María, entre otras, cada una de estas piezas folclóricas musicales nos relata una historia popular. Aprender junto a comunidades de pescadores artesanales a pescar con atarrayas, anzuelos, redes y otras herramientas de pesca; compartir con ellos su vida cotidiana y aprender a preparar sus platos típicos.

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